Displasia de Caderas

La displasia de caderas es una malformación de la articulación esférica que conecta el fémur de un gato con su cadera. Consiste en una mala adaptación entre la parte articular de la cadera (acetábulo) con la parte articular del fémur (cabeza). El resultado es una laxitud articular, de manera que la cabeza del fémur se puede desplazar o moverse, lo que inflama y debilita progresivamente la zona articular con erosión del cartílago, microfracturas y subluxación. Esto conlleva a una inestabilidad en la articulación de la cadera que dará lugar a una serie de alteraciones degenerativas como artrosis con molestias, dolor o cojeras, osteoartritis degenerativa y atrofia de los músculos de las extremidades posteriores.

Causas

Las influencias en el desarrollo y progresión de la displasia de cadera pueden deberse a factores genéticos y ambientales:


  • Susceptibilidad genética para la laxitud de la cadera

  • Aumento rápido de peso u obesidad.

  • Nivel nutricional

  • Masa del músculo pélvico


No se ha identificado una causa específica de displasia de cadera felina, aunque se cree que la afección tiene un componente genético, ya que parece ser más prevalente en ciertas razas. La incidencia de displasia de cadera en gatos domésticos de pelo corto es baja, un poco más del 5 por ciento, pero llega al 20 por ciento en gatos de raza pura.


Otros factores parecen jugar un papel causal en el desarrollo de la discapacidad. Se cree, por ejemplo, que la obesidad aumenta significativamente la presión sobre las estructuras de soporte de la cadera y, por lo tanto, puede contribuir a un desgaste excesivo de la articulación. Por ahora, sin embargo, los veterinarios generalmente están de acuerdo en que la única forma de prevenir la displasia de cadera sería evitar la reproducción de gatos que se cree que están genéticamente predispuestos a la enfermedad.


Los signos clínicos de la displasia de cadera felina incluyen

  • cojera u otras dificultades aparentes para caminar

  • evitar actividad física

  • expresión de dolor si se toca la cadera

  • lamido o masticación persistente en el área de la cadera

  • patas traseras más juntas


Diagnóstico

Se puede lograr un diagnóstico definitivo de la afección mediante una radiografía. Para ello es posible que el animal deba ser sedado.